domingo, 30 de agosto de 2009

PANTALONES, CRISIS Y VACACIONES


Ahora que ha vuelto de vacaciones, me gustaría preguntarle a José Luis Rodríguez Zapatero si las ha pasado pensando en como subsanar desde dentro la crisis que a todos nos aborda de una manera u otra. Posiblemente lo haya hecho, pero en menor medida que la mayoría de ciudadanos de España, que hartos, han estado discurriendo, haciendo números para poder pagar sus hipotecas, ir al cine o permitirse un caprichito en ropa, y han decidido que la única solución cercana es la de seguir con el cinturón apretado, muy apretado

A este cinturón le hemos tenido que hacer uno agujeros de más durante estos dos últimos años para que pudiera encajar su hebilla, estos agujeros, podrían hacer una clara referencia a la falta de dinero del ciudadano de a pie, del trabajador que se pasa laborando las doce horas al día para cumplir su contrato con un sueldo escueto y en ocasiones insuficiente en algunos tramos del años, sobretodo en fiestas señaladas, como la de poder pasar unas buenas Navidades o unas calurosas y apacibles vacaciones en algún lugar fuera de España donde la crisis sea menor.

Ya nos aconsejó Zapatero que todos los ciudadanos teníamos que hacer un pequeño esfuerzo, pero este poco a poco ha ido creciendo y la mayor preocupación a día de hoy es evitar que se nos acaben cayendo los pantalones

No se a cuantos presidentes, ministros o concejales se les habrán caído este verano, pero a mi, un par de veces, y la causa de ello, pueden estar seguros que no ha sido por el sobrepeso de mi cartera repleta de fajos de billetes.

Espero que ahora que nuestro presidente ha acabado sus vacaciones busque y encuentre las soluciones que mejor puedan adaptarse para levantar los pantalones de cada uno de sus ciudadanos, de los que le botaron por dos veces consecutivas

Yo sin embargo, feliz pero pensativo en esta incesante crisis aún disfruto de mis vacaciones, pero deseoso de poder disfrutarlas al año que viene una nueva isla, en la que el equilibrio económico sea el sustente y el subterfugio

En cuanto acabe de escribir esto me pasaré todo el día bañándome dentro del agua, haber si las olas me inspiran un efugio para mi vida monetaria, así, metido en el mar si se me baja el bañador por el fuerte oleaje que me azota, al menos, nadie me verá desnudo e indefenso ante esta cansina, fatigosa e insuperable crisis que a todos nos macera día a día.

1 comentarios:

calcetinrayado dijo...

La maldita crisis, unos la notan más otros menos. No tengo mucho más que comentar porque no soy muy de politiqueo... y pienso que las cosas tiene solución si se hace lo correcto. Habrá que seguir esperando a que pase este bache.

Saludos!

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